Empezamos el año y surgen nuevos proyectos que debemos analizar y planificar. Nos encontramos frente a un proceso de toma de decisiones sobre las tareas que se nos presentan por delante. Para lo cual hemos de plantearnos ciertas cuestiones que nos ayudaran a mejorar nuestra efectividad.
Preguntas clave
Junto con nuestros hábitos, estas preguntas nos ayudaran a tener claro qué es lo que debemos hacer en cada momento.
La primera cuestión que nos hemos de plantear es ¿Cuál es el objetivo? Hemos de conocer que queremos conseguir con nuestras acciones. Empezar un proyecto sin plantearnos esta cuestión nos puede jugar malas pasadas, pues avanzar sin preguntarnos no siempre es la mejor opción. Concretar cuál es nuestro fin u objetivo es muy importante para delimitar el cómo, cuando, de qué forma y con cuanto. Con ello conseguiremos hacer un uso más eficiente de nuestros recursos.
Una vez tenemos clara esta pregunta, hemos de preguntarnos ¿Qué pasaría si no lo hago? Sabemos que no todos los momentos son igual de adecuados para llevar a cabo las tareas que nos hemos marcado. Muchas veces lo hacemos porque debemos y sin plantearnos si es el mejor momento para ello. En este caso debemos analizar cuál es el momento ideal para llevar a cabo cada tipo de tarea y así ser más efectivo.
La tercera cuestión que hemos de plantearnos en este proceso de toma de decisiones es ¿Qué debemos hacer primero? Con esta pregunta establecemos un orden para las tareas que hemos de llevar a cabo. Nos enfrentaremos a tareas que consciente o inconscientemente aplacemos ya que se trata de tareas difusas.
Plantearnos estas preguntas en el proceso de toma de decisiones nos ayudará a definir y pulir aquellas tareas que hemos de llevar a cabo y marcar un sendero por el cual nos resultara más fácil y eficaz llegar a nuestro objetivo.