El martes os hablamos de los malos hábitos productivos que más comúnmente tenemos. Hoy, siguiendo con la temática, os hablaremos de aquellos malos hábitos que hemos adquirido con el uso del Email.
Casi a sus 45 años, el correo electrónico se ha alzado como la realeza de la comunicación digital entre empresas y personas. Se trata de una herramienta que utilizamos a diario y a la qué deberíamos otorgarle especial atención debido a la gran cantidad de tiempo que invertimos en ella.
El Email es algo en lo que hemos ido aprendiendo solos, nadie nos ha enseñado cómo podemos y debemos usarlo. Es por eso que todos hemos ido adquiriendo algunos hábitos en su gestión que no son del todo sanos y que deberíamos corregir. Estos malos hábitos hacen que el correo electrónico se haya convertido en una importante fuga de productividad.
La mayoría de nosotros hacemos todo lo contrario a lo que deberíamos hacer. Nos centramos en explotar aquellos hábitos que nos ayudan a mejorar y dejamos de lado los que nos envían hacia la procrastinación.
Corregir los malos hábitos
Hemos de ser conscientes que cambiar un hábito no es fácil. Lo importante es intentarlo y para ello existen distintas claves que nos ayudaran.
- Cambiar un hábito cada vez. No intentes cambiar más de un hábito al mismo tiempo.
- Hacerlo con pequeños pasos. Los cambios han de ser graduales de manera que no nos genere ninguna confrontación interna.
- Substituir un mal hábito por uno bueno. Esto hay que hacerlo con acciones concretas y precisas que nos lleven gradualmente desde el primero hasta el segundo.
- Seguir la regla de los 21 días. Esta teoría reza que la creación de un hábito se basa en la repetición de este y propone que lo hagamos durante 21 días. Una vez pasado este tiempo ya se considera un hábito adquirido.
- Evaluar el cambio cada cierto tiempo. ¿Cómo nos va? ¿Estamos cumpliendo?
Si estamos dispuestos a cambiar estos malos hábitos lo primero que hemos de hacer es identificar cuáles son.
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