Si te mueves en el mundo de la productividad personal sabrás que existen una serie de principios o leyes de productividad que se aplican a multitud de campos y a infinidad de situaciones de nuestro día a día.
Con un nombre u otro, todos las conocemos y en ocasiones no las tenemos en cuenta porque no nos aportan nada nuevo o sorprendente que nos haga fijarnos en ellas. Pero si a la hora de realizar alguna tarea las tenemos en cuenta nos ayudaran mucho a ganar tiempo y trabajar eficientemente.
Entre estas reglas destacan dos que tiene gran importancia, la ley de Parkinson y la ley de Pareto.
Ley de Parkinson
La ley de Parkinson dice:
“Una tarea se expande tanto como el tiempo que se asigna a su realización”
Enunciada por el historiador británico Cyril Northcote Parkinson, esta ley fue publicada en su libro Parkinson’s Law el 1957 y a día de hoy sigue siendo igual de efectiva que entonces.
Si se encarga una tarea a alguien, esa persona cumplirá la tarea en el tiempo que se le haya marcado aun cuando se pueda realizar en menor tiempo. Por ejemplo, encargas a un subordinado que realice un informe para dentro de dos semanas pero que se puede realizar en la mitad de tiempo. La realización del mismo se dilatará hasta las dos semanas aun cuando con una semana bastaría.
¿Lo ideal? En el momento de planificar las tareas lo mejor es asignarle a cada tarea un plazo más ajustado, pero sin excederse.
Ley de Pareto
Conocida también como la regla de 80/20, dice:
“El 20% de las acciones dan el 80% de los resultados”
Esta ley fue enunciada por Vilfredo Pareto, economista y filósofo italiano del sigro XIX quien la postuló en 1907 basándose en el conocimiento empírico al estudiar su sociedad.
La ley de Pareto es un principio que se puede aplicar no solo a la economía sino que se utiliza en múltiples sectores, entre ellos la productividad personal.
Lo más aconsejable es seguir esta regla en el momento de planificar las tareas del día, así dedicaremos más tiempo a aquellas tareas que dan mayores resultados en lugar de ocuparlo con tareas que no nos acercaran a nuestros objetivos pero requieren mayor tiempo. Esto nos ayudará a optimizar nuestro tiempo y ser más productivos.
Estas son las leyes de productividad más conocidas, pero existen otras que también nos ayudan a mejorar nuestra efectividad. Algunas de ellas son:
- Ley de Illich. Este principio reza que pasado un cierto tiempo, nuestra productividad decrece pudiendo llegar a ser negativa. Para ello se basa en que somos seres humanos con una capacidad de trabajo limitada y no podemos estar en estado de máxima concentración mucho tiempo.
- Ley de Carlson. Dice que la tarea interrumpida será menos efectiva y necesitará más tiempo que aquella que se realiza sin interrupciones. Esta regla está relacionada con el nivel de concentración, la multitarea y las interrupciones.
- Ley de Murphy. Principio altamente conocido por toda la sociedad, expone que si algo tiene que salir mal, saldrá mal. Reinterpretado para el ámbito de la productividad por Jordi Fortuny, autor del blog efectivitat. com, reza: “cualquier trabajo que empecemos ocupará más tiempo del previsto debido a algún accidente o situación que no contemplábamos”. En este caso es aconsejable incluir dentro de cada tarea un margen de tiempo extra.
Todas y cada una de estas leyes, ya sean individualmente o en combinación, afectan a nuestro nivel de productividad, por lo que debemos conocerlas e intentar potenciarlas o minimizarlas dentro de nuestra planificación, según sea el caso.
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